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Explosión en Morelia revela omisiones: autoridades actúan “después del niño ahogado, tapan el pozo”

  • Foto del escritor: Altorre
    Altorre
  • hace 32 minutos
  • 2 Min. de lectura
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Morelia, Michoacán, 20 de noviembre de 2025.- La explosión registrada en una bodega de pirotecnia al norponiente de la ciudad volvió a poner en evidencia que, en materia de prevención, las autoridades continúan actuando “después del niño ahogado, tapan el pozo”. Aunque la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) informó la destrucción de ocho kilogramos de pólvora pirotécnica tras el estallido, el hecho dejó al descubierto un problema de fondo que no se resuelve con acciones reactivas ni comunicados oficiales.

De acuerdo con la SSP, elementos especializados, junto con la Sedena, la Fiscalía General del Estado y autoridades municipales, acudieron al sitio para acordonar el área y retirar el material explosivo restante. Sin embargo, la intervención tardía no responde a la interrogante principal: ¿cómo pudo operar una bodega de pirotecnia en plena zona urbana sin supervisión, inspecciones o alertas previas?

La explosión no sólo cimbró viviendas y generó pánico entre las familias, sino que reveló la carencia de protocolos preventivos efectivos. Estas bodegas no surgen de un día para otro; permanecen activas durante meses o años, pese a reportes vecinales que rara vez se atienden. El resultado es el que Morelia vivió este día: riesgos acumulados que estallan cuando las autoridades llegan demasiado tarde.

A lo anterior se suma la falta de claridad sobre el estatus legal del lugar, la cantidad real de material almacenado y la posible existencia de una red mayor de distribución informal. El reporte oficial mencionado por la SSP —ocho kilos de pólvora destruidos— deja más preguntas que respuestas: ¿era ésa toda la pirotecnia? ¿existían permisos? ¿hubo omisiones de supervisión municipal o estatal?

Pese a ello, la SSP se limita nuevamente a exhortar a la ciudadanía a no usar pirotecnia y a comunicarse al 911 en caso de emergencia. Pero mientras las autoridades mantengan una estrategia que actúa sólo después del desastre, Morelia seguirá expuesta a bodegas clandestinas, explosiones y riesgos que pudieron prevenirse con inspecciones reales y voluntad institucional.

La explosión de este 20 de noviembre no fue un accidente inevitable: fue la consecuencia de una cadena de omisiones. Y, una vez más, el refrán popular resuena con fuerza en la capital michoacana: después del niño ahogado, tapan el pozo.

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