top of page

La Sobre Representación: El Clavo en el Ataúd de la Democracia Mexicana.

Foto del escritor: AltorreAltorre



Morelia, Mich., 23 de agosto 2024.- Mientras hoy debatimos estupideces en las redes sociales, preguntándonos si el último chisme de farándula es real o si deberíamos preocuparnos por el próximo meme, el Instituto Nacioal Electoral (INE), acaba de firmar el acta de defunción de nuestra democracia. La aprobación de la sobre representación en el Congreso de la Unión no es solo un tecnicismo legal; es un atentado directo a la esencia misma de la representación popular, una traición a los principios democráticos que se supone deberían regir nuestro país.


La sobre representación aprobada este día es la estocada final a la democracia que hoy conocemos. Se ha dado luz verde para que el partido en el poder pueda consolidar un dominio aplastante en el Congreso, sin importar la verdadera voluntad del electorado. A partir de 2025, el Congreso de la Unión será una mera extensión del Ejecutivo, un espacio donde la pluralidad y el debate se extinguirán para dar paso a la obediencia ciega y al servilismo.


Este cambio no es un simple ajuste; es la construcción legal de un régimen autoritario, disfrazado de democracia. Es un regreso al centralismo y al despotismo, donde un solo grupo político tendrá la capacidad de imponer su voluntad sin contrapesos, sin oposición, sin disidencia. Los derechos humanos, las libertades civiles, y la diversidad política se convertirán en meras palabras huecas, relegadas al olvido bajo la sombra de la "Cuarta Transformación".


¿Y qué diremos entonces? ¿Qué haremos cuando nos demos cuenta de que el Congreso, esa institución que debería ser el corazón de la democracia, se ha convertido en un títere del poder absoluto? Tal vez, para entonces, ya será demasiado tarde. Tal vez, los mexicanos, al ver las calamidades del poder absoluto, comprendan que lo que se ha perdido no es solo una elección, sino la propia esencia de lo que significa ser una nación libre.


Pero mientras tanto, sigamos discutiendo trivialidades en redes sociales, ajenos a la tormenta que se cierne sobre nosotros. Porque en 2025, cuando despertemos en un país donde la dictadura no es solo una posibilidad, sino una realidad, quizás lamentemos no haber alzado la voz cuando aún había tiempo.

Comentarios


bottom of page