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Ooapas lanza programa “Guardianes del Agua”: ¿Cambio estructural o maquillaje institucional?

  • Foto del escritor: Altorre
    Altorre
  • hace 20 horas
  • 3 Min. de lectura


Morelia, Michoacán; 20 de mayo de 2025. – En medio de una creciente crisis hídrica que afecta a Morelia y otras regiones del país, el Organismo Operador de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento de Morelia (Ooapas) presentó el programa “Guardianes del Agua”, una iniciativa que busca impulsar una cultura de uso responsable del agua en distintos sectores de la sociedad.

Encabezado por el alcalde Alfonso Martínez Alcázar y con la vocería del director de Ooapas, Adolfo Torres Ramírez, el programa plantea objetivos loables: educación ambiental, participación ciudadana y adopción de tecnologías sostenibles. Sin embargo, la propuesta plantea más interrogantes que certezas. ¿Se trata de una transformación estructural o de una campaña de buena voluntad que llega tarde ante la urgencia climática?, o tal vez solo es una nueva estrategia electorera.

Una estrategia con buenas intenciones… ¿pero suficiente?

El programa abarca desde hogares hasta escuelas, empresas e instituciones públicas. Se promueve el uso de tecnologías ahorradoras y prácticas sostenibles, al tiempo que se ofrece un diplomado en innovación educativa con enfoque ambiental. Sin duda, estas acciones tienen mérito. Pero en una ciudad donde aún persisten fugas constantes, escasez en colonias populares, ríos urbanos convertidos en canales de aguas negras y una mala planeación hídrica, el énfasis educativo corre el riesgo de ser insuficiente si no se acompaña de acciones concretas en infraestructura y gestión pública.

Ciudadanía corresponsable, ¿y las autoridades?

“Guardianes del Agua” promueve la corresponsabilidad social. El discurso institucional sugiere que todos tenemos parte en la solución, lo cual es cierto. Pero también es cierto que la mayor parte del desperdicio y mal manejo del agua proviene de fallas estructurales en la red de distribución, concesiones privadas mal reguladas y una alarmante falta de transparencia en las políticas del agua.

Uno de los temas más ignorados por el gobierno municipal es el enorme volumen de agua potable que se pierde diariamente en la red hidráulica, por fugas no reparadas o infraestructura obsoleta. Esta pérdida equivale a miles de litros que nunca llegan a los hogares, especialmente en las zonas más vulnerables. El alcalde Alfonso Martínez Alcázar ha hecho compromisos públicos para resolver este problema, pero hasta ahora no ha cumplido con medidas de fondo ni con resultados verificables.

Diplomado virtual: formación sin transformación


El diplomado en línea de 120 horas —dirigido a educadores y líderes comunitarios— parece una apuesta interesante para formar voceros del cambio. Pero su impacto será limitado si no se acompaña de políticas locales tangibles: captación de agua pluvial, rehabilitación de manantiales, sistemas de tratamiento accesibles y una fiscalización real a empresas contaminantes.

Ríos contaminados, autoridades ausentes

A este panorama se suma otro aspecto crítico: la alarmante contaminación de los ríos que cruzan Morelia, como el Río Grande y el Río Chiquito, convertidos desde hace años en auténticos drenajes a cielo abierto. Ni el municipio ni el estado han mostrado voluntad para sanearlos. Tampoco existen campañas de recuperación ambiental efectivas ni seguimiento a los compromisos adquiridos por administraciones anteriores. La omisión institucional frente a esta emergencia ambiental es tan grave como el problema mismo.

Una visión más electoral que ambiental

Con las elecciones de 2027 en el horizonte —cuando se renovarán gubernatura, alcaldías y Congreso—, este tipo de programas huelen más a campaña adelantada que a política pública de fondo. El protagonismo mediático del alcalde Alfonso Martínez y funcionarios como Torres Ramírez refuerza la sospecha de que el cuidado del agua se está usando como plataforma política, no como una prioridad de Estado.

Conclusión

“Guardianes del Agua” podría ser un punto de partida si se acompañara de una agenda integral, con presupuesto, fiscalización, saneamiento de ríos, inversión en la red hidráulica y transparencia en la gestión. Pero hoy, es una iniciativa desequilibrada: mucha pedagogía, poca acción; muchos discursos, pocos resultados.

Morelia no solo sufre por la falta de agua. También por la falta de coherencia, compromiso y voluntad política para hacer lo que verdaderamente se necesita. Porque si el agua es vida, la ciudad está cada día más seca —no solo en sus cauces, sino en la responsabilidad de sus gobernantes.




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