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Pese a discurso oficial, transportistas y campesinos mantienen protestas ante falta de atención real

  • Foto del escritor: Altorre
    Altorre
  • 25 nov
  • 2 Min. de lectura
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Morelia, Mich., 25 de noviembre de 2025.- Mientras a nivel federal la Secretaría de Gobernación instaló este martes una mesa nacional de diálogo con organizaciones campesinas y transportistas, en Michoacán persiste el descontento por la falta de respuestas concretas a las demandas del sector, que desde hace semanas recurre a manifestaciones y bloqueos en distintas regiones del país.

El secretario de Gobierno, Raúl Zepeda Villaseñor, afirmó que en la entidad “se ha mantenido diálogo permanente” con productores y transportistas. Sin embargo, los hechos muestran que las inconformidades continúan acumulándose, pues las organizaciones denuncian que dichas mesas han sido insuficientes, tardías o simplemente no han derivado en soluciones tangibles.

A pesar del discurso institucional, productores agrícolas, asociaciones campesinas y operadores del transporte insisten en que no han recibido apoyos, ni certidumbre en precios, ni garantías mínimas de seguridad en carreteras y zonas de producción, lo que los mantiene en riesgo constante y con pérdidas económicas crecientes.

Zepeda Villaseñor sostuvo que el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla “mantiene firme su compromiso” con el sector agroalimentario. No obstante, la realidad contrasta con las palabras: el campo michoacano enfrenta falta de programas efectivos, retrasos en gestiones básicas y un abandono que se refleja en los reclamos que hoy orillan a campesinos y transportistas a movilizarse.

Aunque el Gobierno del Estado insiste en defender el derecho a la manifestación “sin afectar a terceros”, lo cierto es que la falta de atención oportuna ha sido precisamente lo que ha detonado afectaciones mayores. El llamado al diálogo llega cuando las protestas ya han escalado y el malestar social se ha extendido.

Pese a las declaraciones optimistas, la administración estatal reconoce la necesidad de participar en las mesas nacionales para “construir soluciones”. Para las organizaciones inconformes, ese compromiso luce tardío y reactivo, pues la demanda principal sigue sin resolverse: que las autoridades pasen del discurso a las acciones y garanticen condiciones reales para trabajar sin pérdidas ni riesgos.

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