
Así se ve lo que se dice…
Morelia, Mich., 20 de enero 2025.- La reciente declaración de Octavio Ocampo, presidente del PRD Michoacán, revela una postura que merece un análisis crítico. Al destacar que 12 ayuntamientos perredistas ya firmaron el convenio de seguridad con el gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla, y exhortar a los restantes seis a hacerlo, Ocampo parece priorizar el cumplimiento de un trámite político sobre la reflexión de fondo respecto a la crisis de inseguridad en el estado.
Es preocupante que el dirigente del PRD justifique, directa o indirectamente, las agresiones recientes a negocios nocturnos, que incluyeron la pérdida de vidas humanas, como una especie de consecuencia inevitable por la falta de adhesión a dicho convenio. Este enfoque no solo resulta insensible frente al dolor de las víctimas y sus familias, sino que también evade un aspecto esencial del problema: la responsabilidad principal del combate a los grupos armados recae en el Estado Mexicano, no en los municipios. Los alcaldes no cuentan con los recursos, ni las facultades necesarias para enfrentar por sí solos la magnitud de la delincuencia organizada.
Además, el llamado de Ocampo al alcalde de Morelia para que firme el acuerdo parece más una estrategia de presión política que una solución real. En lugar de centrarse en confrontaciones públicas, sería más productivo que el PRD Michoacán, en su papel de actor político, exija al gobierno estatal y federal resultados concretos en materia de seguridad, especialmente en un estado donde la violencia sigue siendo el mayor desafío.
El PRD, que alguna vez fue una fuerza política relevante en Michoacán, parece hoy más preocupado por mantener apariencias ante el gobierno que por defender los intereses de la ciudadanía. Este tipo de posicionamientos únicamente refuerzan la percepción de que el partido se ha alejado de sus principios y de las causas sociales que históricamente representaba.
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