Teleféricos en Morelia y Uruapan, ¿prioridad o distracción?
- Altorre
- 10 jun
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Morelia, Michoacán, 10 de junio de 2025 – Mientras Michoacán enfrenta una de sus etapas más críticas en materia de inseguridad, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla presenta con entusiasmo la construcción de teleféricos en Morelia y Uruapan como un hito de movilidad, turismo y sustentabilidad. La iniciativa, aunque innovadora en el papel, levanta dudas legítimas sobre las prioridades del gobierno en un contexto donde la violencia, el miedo y el abandono institucional son el pan de cada día para miles de michoacanos.
Según el mandatario estatal, los teleféricos serán “rápidos, ecológicos, económicos, seguros e inclusivos”, y vendrán a transformar el transporte urbano en dos de las ciudades más importantes del estado. Sin embargo, resulta difícil no ver en este proyecto una especie de escapismo institucional: una apuesta grandilocuente que contrasta dramáticamente con la crisis de seguridad, los rezagos en salud, educación y servicios públicos básicos que aún padecen vastas zonas del estado.
Mientras se habla de vistas panorámicas y potencial turístico, el crimen organizado sigue ganando terreno, incluso usando drones con explosivos para atacar comunidades enteras, como ocurrió recientemente en Benito Juárez. ¿Qué tan seguro será un sistema de transporte aéreo expuesto en una región donde las balaceras, bloqueos y ataques armados son frecuentes? ¿Se están tomando en cuenta los riesgos reales que implica operar infraestructura tan vulnerable en un contexto de violencia generalizada?
Además, el anuncio de que el sistema será operado directamente por el Gobierno estatal y no concesionado podría sonar a control y soberanía, pero también plantea preguntas sobre la capacidad técnica, administrativa y financiera del estado para mantener y operar con eficiencia este tipo de proyectos.
No se puede negar que Morelia y Uruapan necesitan alternativas de transporte dignas y modernas, pero cuando los hospitales están desabastecidos, las escuelas rurales abandonadas y los municipios sitiados por el crimen, resulta preocupante que la narrativa oficial se enfoque más en la estética del progreso que en la urgencia de garantizar la vida y la libertad de sus ciudadanos.
El discurso del gobernador puede tener buena prensa, pero los michoacanos necesitan más que buenas intenciones suspendidas en el aire. Necesitan seguridad real, justicia efectiva y un gobierno que mire hacia el suelo que pisan los ciudadanos cada día, no solo hacia los cielos que prometen proyectos espectaculares, pero desconectados de la realidad.
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